martes, 15 de noviembre de 2011

Y.

La nariz. La punta de los dedos de las manos. La punta de los dedos de los pies. Todo congelado. No hay nada peor que estar sola en una tienda que pasa desapercibida a los ojos de los ciudadanos y, ademas de no hacer nada en todo el jornal, pasar frio debido a la carencia de calefaccion u otro sustituto.
Empeora el asunto cuando tu cabeza es un símil de un cuadro de Escher, todo se ve tan confuso e irracional que no sabes donde empieza y acaba la realidad y la ficción. En que brazos encontrar la felicidad, en que lugar, en que momento, e instintivamente pones una mueca mordiendote los costados interiores de la boca. Con la mirada perdida intentas buscar alguna respuesta a tus porqués. Intentas desenrollar lo enrollado, desliar lo ya liado. No puedes. No hay solucion. No puedes evitar ponerte las manos en la cabeza y apoyar su pero, que te parece equivalente a dos elefantes en celo.
Nadie puede encontrar la felicidad premeditadamente. La felicidad viene, se va, vuelve a venir...hasta que llega un punto en que se queda ahi, a tu lado, viendote crecer. ¿Cuándo? Quien sabe, pero lo que si que se sabe es que aun siendo en la muerte, todo el mundo encuentra su felicidad eterna.
Mi felicidad hoy hubiera sido aclarar mis pensamientos, pintar un par de mandalas, llegar a casa y abrazar a mi pequeña como si fuera el primer dia que estoy a su lado, dejar de pensar en quien no debo y recibir un aumento de sueldo despues de una llamada notificandome que me ha tocado un viaje al Caribe. Pero no sera asi. Seguire comiendome la cabeza, sin colores a mano para pintar mandalas, llegare a casa y ni siquiera nos daremos un beso, seguire pensando sin cesar en la que me quita el sueño...y apagare el movil por si, con el mal dia que tengo, se le ocurre a alguien llamar para decir que tengo una deuda en alguna compañia de telefonos. ¡Que asco más grande, eh! El tener que fingir ser feliz y no serlo ni tansolo un poquito. En fin. Me consuelo pensando que llegara. Tarde o temprano, pero llegara.